viernes, 5 de noviembre de 2010

ΘΕΜΙΣ, ΝΟΜΟΣ ΚΑΙ ΨΗΦΙΣΜΑ

Este asunto del orden en los apellidos me ha hecho pensar en algo, en algo griego (deformación profesional). Esta manía gubernamental de legislar sobre temas profundamente enraizados en las costumbres o en la idiosincrasia personal o colectiva (lo que comemos, lo que decimos, si fumamos o no...), nos trae a todos algo revueltos. En mi caso no tanto por si las intenciones o el resultado serán buenos o malos (no es este el lugar), sino porque creo que se están confundiendo términos que en griego eran diferentes y con motivos.
En primer lugar encontramos en griego el término θέμις, la ley natural, la voluntad divina, un concepto que en origen justifica la norma en la autoridad de los dioses o en las leyes intrínsecas de la Naturaleza. El papel del hombre es reconocerlas y formularlas pero no contradecirlas, modificarlas o condicionarlas.
En segundo lugar νόμος , la ley emanada de la costumbre, pulida por el paso de las generaciones, arraigada hasta el punto de que representa el modo de entender el mundo y enfrentarse a él. Por supuesto no está libre de errores y desviaciones, hay costumbres bárbaras incluso en las civilizaciones más avanzadas. Las νόμοι pueden cambiarse pero, por su propia naturaleza, sólo el paso del tiempo y la modificación profunda de la sociedad consigue hacerlo, porque necesitan del convencimiento y la implicación profunda del sujeto y de la colectividad.
Por último, frente ellas, están los ψηφίσματα, los decretos elaborados por la asamblea, el consejo, los arcontes... llámalo parlamento o gobieno. La autoridad proviene de la mayoría autorizada que los vota, pueden variar según varían los criterios de los votantes, las épocas o los intereses dominantes.
La interrelación entre unas "leyes" y otras es complicada y sutil. Son peldaños en una escalera, a veces una escalera de mármol y otras una frágil escala de cuerda. ¿Puede una norma, por mucha mayoría que la sustente, modificar una costumbre arraigada? Puede intentarlo. El riesgo es que cuando un ψήφισμα (decreto de la mayoría) obstaculiza el modo de vivir de los ciudadanos, sus νόμοι, la gente siente vulnerada su libertad y la democracia se sustenta precísamente en esa misma libertad.
El asunto se vuelve mucho más espinoso si las leyes entran en oposición con Θέμις, nombre que servía también, en una de esas deificaciones tan típicas en Grecia, nada menos que para la Justicia.
Interesante, ¿verdad?

1 comentario:

Nausícaa dijo...

Interesante no, muy profundo, para pensarlo muy bien. Y demuestra lo preciso que era el uso de unos términos u otros en el mundo griego, cómo ponían de manifiesto toda una concepción de la vida, no sólo la elección al azar de una palabra.