Aunque mis discípulos no escriben a la Stoa ni a tiros, sí me consta que lo siguen a distancia. Una cosa es pasear por los pórticos y otra participar en las conversaciones filosóficas, que diría Sócrates. Por eso, inasequible al desaliento, aquí propongo la segunda etapa del Viaje a los Infiernos. Venga, animaos a jugar, si es facilísimo...
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