Cada año al volver del Festival ponemos en común nuestras impresiones. Suele suceder cuando llegamos a la estación del tren de cercanías que nos devuelve a casa, tras la habitual marcha a paso ligero por el campus universitario para acortar camino, colorados como cerezas por el sol generosamente recibido y felices tras un día que suele resultar estimulante. Luego, en clase, al día siguiente, ponemos algo de razonamiento a las primeras impresiones y hacemos crítica, siempre constructiva, por supuesto.
Este año hemos cumplido rigurosamente la tradición e informamos del resultado.
1. Tiempo meteorológico: Bueno y soleado, con moderación gracias a algo más que brisa sin llegar a ventolera y nubes pomposas, de panzas agrisadas pero sin mayores consecuencias que aliviarnos el sol.
2. Organización: Adecuada y ordenada, echamos de menos a quien todos sabéis pero más por cuestiones sentimentales (y de chispa, por decirlo de alguna manera) que por carencias reales. Faltaron los letreros en los sectores pero ganamos el pequeño puesto de distribución de bebidas y gorras.
3. Entorno. Hubo que vérselas con dos o tres millones de turistas del macro-crucero que estaba amarrado en el puerto, pero la competencia fue leal y nos repartimos los espacios como buenos huéspedes. A faltar algún tipo de dispositivo de seguridad en las inmediaciones del auditorio. Porque nos protegen los dioses que si nos pasara algo ¡a ver cómo bajamos a los heridos por la dichosa cuesta...!
4. Las representaciones: Aquí es donde más opiniones hay. En general fueron correctas, no tenemos nada grave que objetar, quizá lo que les faltó fue ritmo, viveza, a ambas.
En la tragedia el coro era bastante estático (salvo momentos muy puntuales) y los personajes más todavía: Tiresias llegó, se paró y no movió los pies hasta que se retiró, que más que ciego parecía paralítico. Las interpretaciones tampoco reflejaban demasiada evolución en el personaje: Edipo parecía enfadado desde el primer momento y, claro, apenas se notaba cuando se "cabreaba de veras". Además el coro se afincó en el típico "sonsonete" que hacía prácticamente idénticos unos momentos de otros, sin valorar cuándo el coro suplica, cuándo se asombra, cuándo se lamenta... Por cierto, el coro ese que gritaba "Τύραννος, τύραννος" (que, entiendo yo, debería ser τύραννε) ¿de dónde había salido que en mi texto de Sófocles no lo encuentro? En el mío el coro suele estar del lado de Edipo hasta para compadecerlo en su desgracia final, algo habrá hecho bien este pobre para que el pueblo de Tebas no lo linche allí mismo al saber lo sucedido...
En la comedia, algo parecido, la habitual "grasia" gaditana no llegó a despegar. Yo, personalmente, estoy algo aburrida ya de los personajes "amanerados" y de las voces chillonas porque sí. Faltaba agilidad en las transiciones, algo de música, diversión, en general.
Sea como fuere el balance, aunque no lo parezca, fue bueno y estamos dispuestos ya a volver el año que viene y criticar sin lástima. Catarsis al fin y al cabo.
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