Seguimos con Troya (la de Petersen frente a la de Homero). Los resultados, después de tender nuestras redes y colocar nuestras trampas a la película, han sido muy provechosos. De momento hacemos una relación más o menos organizada de los dos o tres más llamativos:
a) Gazapos "a la vista":
* El avión que pasa por detrás de Aquiles y fue "borrado" de las copias en DVD. Donde había mil naves ¿por qué no una "progresista"?.
* El "torques" (el collarcito que lleva el gigante tesalio) es de época romana, unos cuantos siglos más tarde, pero ¿quién distingue a griegos de romanos, no llevan todos falda corta?
* En una de las vistas de la ciudad de Troya podemos ver "llamas" (y no de fuego sino más bien de las de la Tierra de Fuego). ¿Podemos considerarlo un intento de incorporar también a América a la Guerra de Troya?¿No hubiera sido mejor incluir un nuevo héroe al ya extenso catálogo de combatientes? ¿Por qué llamas, es que no había ovejas a mano?
* Vajilla, armamento, iconografía, rejas en las ventanas, cosillas sin importancia que a cualquiera le pasarían.
* En un precioso letrero, muy informativo, por cierto, se lee con toda claridad: "Puerto de Esparta". Puerto de montaña, supongo; que yo sepa la ciudad de Esparta se levantaba orgullosamente en medio del la península del Peloponeso (como Micenas, ya que estamos). Imposible llegar a ella en barco porque allí, como en Madrid, "no hay playa, vaya, vaya."
* Es una minucia, pero en las velas de los barcos, los emblemas y demás banderolas de Troya aparece insistentemente la figura del caballo. ¡Y qué perra, por los dioses!. Nada impide que utilizasen caballos, pero tampoco nada lo obliga. Es cierto que en Troya todos habrían de padecer por culpa de un caballo, pero ¿es que tenían cierta "premonición" masoquista o qué?
c) Gazapos "al mito original". Estos no son "gazapos" son más bien crías de elefante y además, en buena parte, se han hecho conscientemente, esto es, con consciencia (porque conciencia han demostrado poca los guionistas de esta peli).
* La débil y aniñada figura de su Patroclo constrasta con ese guerrero veterano que (lit.) "mató nueve veces a nueve hombres". Si ochenta y un muertos no le hacen crecer a uno la barba, no sé qué lo hará.
* La sugerente Briseida que gana minutos en pantalla gracias a una inventadísima parentela troyana, la dedicación a Apolo y monerías por el estilo.
* De "muertos que no tocaban" la lista es contundente y lo peor es cómo "apañar" el resto del mito después:
Áyax.- Si muere a manos de los troyanos, ¿cómo arreglar aquello de que disputó con Odiseo las armas de Aquiles (que se supone que ha muerto después de él, claro) y tras su derrota enloqueció hasta el suicidio y ni siquiera le habla a su ex-compañero cuando éste lo visita en el Hades?
Menelao.- Si el marido cornudo, con perdón, muere en Troya, ¿qué impedimento hay para que Helena y Paris rehagan sus vidas felizmente? ¿Una guerrita de nada?
Agamenón.- Sí, no os engañaron los ojos, recibe un indudablemente mortal espadazo en toda la tripa. Egisto y Clitemnestra se quedan sin crimen y Orestes puede dedicarse a jugar a las damas con Pílades, si le apetece. El complejo de Electra a freír monas psicológicas.
Peleo.- Esta es sutil. La muerte de Peleo la utiliza Príamo para rescatar el cadáver de Héctor, ¿será zorro? ¡Si Peleo sobrevive no sólo a su hijo sino también a su nieto! ¡Que no cuela, Príamo, que te lo estás inventando!
*Esta lista se complementa a la perfección con la de "vivos que deberían haber muerto" (Aquiles en la toma de Troya o Paris, salvado milagrosamente por su bella cara).
*Pero la "releche" en lo de las adaptaciones del mito (por darle un nombre dulce) es lo del talón de Aquiles. Me desgañito enseñando a mis alumnos qué significa "invulnerable" (que no puede ser herido, no que no pueda morir) y va Paris y lo ensarta una y otra vez como si fuese un alfiletero, en el talón y hasta en el carné de identidad. Me sangran las carnes, las entrañas se me desparraman por el campo de batalla y "una palidez mortal me invade entera".
Y encima nos lo hemos pasado bien y nos ha apasionado esta historia (¡y esta película!); la ignorancia, que es muy atrevida.
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