Esta mañana hablábamos en clase del tesoro de Troya, de las circunstancias de su hallazgo, el traslado de las piezas hasta Alemania y los avatares de la colección hasta ser redescubierta en los museos de una Unión Soviética que se desmoronaba. A mis alumnos muchas de estas circunstancias les han parecido otra de mis batallitas de abuela parlanchina, pero lo del oro, eso es otro cantar: cuánto era, cómo lo encontraron, cómo eran las diademas...
En fin, aquí tenéis alguna imagen con la que alimentar la curiosidad: el retrato de Sofía y una fotografía con más definición de la gran diadema.
Sea como fuere el verdadero tesoro no está en el oro sino en la evocación de los personajes que habitaron esa Troya de bien trazadas calles.
También hemos encontrado un vídeo sobre las excavaciones en la actualidad.
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