Con la primavera llega una nueva edición del Festival de Teatro Grecolatino a Cartagena. Y nosotros, como las mismísimas golondrinas (que no hacen verano pero algo anuncian), revolotearemos, si los dioses nos son propicios, el próximo lunes por el Auditorio del Parque Torres en busca de diversión y cultura en un sólo regalo.
La muy veterana (y algo púnica, ¡qué le vamos a hacer!) ciudad de Carthago Nova vuelve a acoger a estos jóvenes ciudadanos del imperio romano y es ese contraste entre lo joven y lo viejo, el siglo nosecuántos y el veintiuno, la antigüedad más clásica y la generación digital paseando por las mismas calles, riendo de los mismos chistes y sobrecogidos por los mismos espantos, es ese contraste, insisto, el mejor aliciente de este festival.
Cartagena sigue desperezándose, abriendo sus secretos arqueológicos, el Molinete anda ya medio vestido de toga y sandalias. Desde aquí aprovechamos para recordar a ayuntamientos, patronatos y demás administradores de esta riqueza que los jóvenes están escasos de recursos, que si queremos que aprendan algo sobre su pasado hay que ponerlo en bandeja y gratis (que las familias no están para lujos) y que el Festival atrae a la ciudad miles (y digo miles) de jóvenes estudiantes que merecen ser tratados con mimo. Caiga esta súplica en los oídos oportunos, que estos últimos años las autoridades pertinentes han andado algo frías (los que estuvieron allí el año pasado dan testimonio y ellos saben que dicen verdad).
Este año echaremos de menos, ya lo echamos, a nuestro "magister" Ricardo. Mis alumnos ya preguntan cómo se va hacer el festival sin él. A mí sólo se me ocurre que no será sin él, que de alguna manera se las "apañará" para enredarse por aquí y por allá y oficiar una vez más de alegre pregonero que nos dé la bienvenida y nos haga gritar como energúmenos al oír el nombre del instituto.
Estamos listos, se anuncia tiempo favorable, Eurípides y Plauto nos esperan, nos vemos el lunes.
Nota: Ya sé que lo esperabais pero he decidido dejarlo para el final: NO OLVIDEÍS LAS GORRAS, LAS GAFAS DE SOL Y LA PROTECCIÓN SOLAR. Mamá Glaukopis
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