
Tú que nos visitas, antes de hacer nada más, por favor echa un vistazo a nuestro contador de visitas y comprueba si eres el paseante de la stoa número treinta mil. Si es así,
¡FELICIDADES! Eres nuestro visitante favorito (hasta que cumplamos la siguiente visita redonda, al menos). Déjanos un comentario y descúbrenos a quién debemos el honor. Las leyes de la hospitalidad nos encadenan de ahora en adelante y, si alguna vez nos cruzamos, aunque sea en un campo de batalla, nos detendremos a intercambiarnos viejos regalos: una armadura de oro por una de bronce, o un par de besos virtuales, lo que se tercie.
Después puedes seguir con lo que venías a ver, nos encanta regalarte todo los que somos.
¡Ah!, y si en vez del treinta mil eres el treinta mil uno, tampoco pasa nada. Déjanos igualmente tu saludo, queremos conocerte también a ti
y nos quedan armaduras de oro para rato.