viernes, 17 de abril de 2015

Tragedia pide coro

Ya estamos de vuelta. Ayer no llovió (lo cual en esta región es perogrullada si no fuera porque anteayer sí lo hizo) y el sol nos pegó fuerte en la cara. (¿Se lleva el cereza esta temporada en la piel?). Día bueno, teatro... bueno.  La companía "El aedo" atacó esta vez con Antígona y Aulularia, clásicos entre los clásicos. Solventes interpretaciones, ritmo dramático, escenografía parca pero eficaz, todo bueno.
Pero hay un pero (¿a que lo estabais esperando). El mío lo he formulado en el título: tragedia pide coro, y el coro no estaba, apenas canturreba al inicio (justo donde Sófocles no le da espacio) y, en realidad, era más una salida actoral que otra cosa. Seguro que tuvieron sus razones, las económicas, imagino, pesaron en la decisión, pero a mí me costó una tragedia. En el coloquio posterior los miembros de "El aedo teatro" explicaron cómo preparan el texto leyendo no sólo la obra en cuestión sino las aledañas, las filosóficas al respecto... Yo, está claro por qué, abogo por leer más a Sófocles y a los trágicos y menos al resto.
Eso, creo, les habría dejado claro que tragedia pide coro porque el coro hace la tragedia, al menos a la griega, ser lo que es. No es un eco, ni un fondo musical, es personaje, personaje coral. Somos nosotros, los espectadores de todos los tiempos con voz y movimiento. Porque no se puede decir que cuatro personas sentadas en una silla son un coro. No tienen voz común, no actúan en conjunto, no representan nada (bienvenido el doble significado de "representar") y sin él la representación de ayer no deja de ser una buena función teatral pero se aleja del concepto profundo de tragedia griega. ¿Se imaginan ustedes una ópera sin coro? Pues eso: tragedia pide coro.
Otra cosita: las muertes en escena, aunque no lo parezca, no eran nada habituales en el teatro griego, y ayer quedó claro el motivo. La muerte es un momento extremo que exige un clima dramático muy difícil de conseguir y de controlar. Cuando vimos el suicidio de Antígona, ella hizo un un extraño ruidito (un "aegggg") que pretendía ser el estertor del ahorcado y, en cambio, resultó el escape cómico del asunto. Se oyeron risas ente los espectadores y esto acabó con el clima. No se puede culpar al público de reaccionar a su antojo en una representación, es catarsis también reír y de ello entendían bien los griegos. Morir en escena es comprometido, o se hace bien o no se hace, si se abusa te pasa factura. Por eso la tragedia suele contar y no representar los hechos más sangrientos. ¡Y qué brillantes textos los de los narradores de estas muertes!¡Qué pena de texto desaprovechado!

Antes de acabar un punto positivo para Creonte (1). Su buen hacer teatral lo convirtió, en mi humilde opinión, en el protagonista de la tragedia de ayer. Y no porque Antígona no defendiera bien su papel, era la potencia de un Creonte que dominaba la escena desde un texto muy bien construido para él.
Y de la comedia ya hablaremos en el libro II de la Poética de Aristóteles.

(1) En web de la compañía sólo lo menciona como Antonio M.

3 comentarios:

Nausícaa dijo...

En todo de acuerdo contigo: los coros imprescindibles en la tragedia, el elemento genuino y sólo el adorno, ¡y hay tantas maneras de hacer un buen coro!

El Aedo dijo...

Hola! Casualmente he llegado a este comentario que he leído con atención. Soy Jesús Torres, director de la compañía El Aedo y responsable, para lo bueno y lo malo, de la puesta en escena del espectáculo que visteis el año pasado sobre Antígona, de Sófocles.
Leo tus impresiones y las apunto para seguir mejorando en nuestra forma de transmitir la tragedia griega. Tienes toda la razón al decir que la "Tragedia pide Coro", ¡y tanto! No sabes cuánto lo echamos de menos cuando montamos la obra, pero son varias las razones, por las que en esta obra, y sólo en esta obra, hemos prescindido de él.
No sabes cuán difícil es llevar una tragedia griega para jóvenes espectadores, a las 12 de la mañana y al aire libre. El público de hoy no es el de hace 2.000 años, no tienen el mismo lenguaje ni los mismos intereses e inquietudes. En mi opinión, prefiero que los chicos se vayan comprendiendo y compartiendo la temática y problemática de "Antígona", lo que quiso transmitir Sófocles, a que vean a 8 chicos haciendo coreografías y diciendo textos a la vez. Tragedia pide catarsis. Tragedia pide comprensión. Tragedia pide emoción. Y, a las 12 de la mañana, con 1000 jóvenes de 14 a 18 años, es difícil.
No obstante, si este año vuelves, podrás ver cómo en nuestro "Edipo Rey", no sólo hacemos Coros, sino que también usamos máscaras para todos los personajes.

Muchas gracias por dedicar tiempo a comentar y compartir tus impresiones. A nosotros, nos ayuda mucho!

Para cualquier cosa, puedes contactar con nosotros en elaedo@elaedoteatro.com o www.elaedoteatro.com

Abrazos!

Mª Amada Patiño Pérez dijo...

Gracias a tí, Jesús, por dejarnos este comentario. Este detalle va a estimular a mis alumnos a seguir siendo "cabezas pensantes" y no solo "teléfonos con patas". Ya lo creo que sé lo difícil que resulta enganchar al los adolescentes al teatro griego (y a la épica, y a la poesía...), a mí me lo vas a contar. Pero, si te sirve mi experiencia en las aulas, cuanto más auténtico es, más instintivamente lo comprenden.
¡Lástima que ya tengamos las entradas para este próximo festival y hemos escogido Medea! (En todo caso, no fue por vosotros, que os somos fieles, es que ya hemos visto un Edipo y ninguna Medea). Me habría gustado ver y mostrar a mis alumnos el reto del teatro "enmascarado". Pero habrá más ocasiones, seguro.