miércoles, 2 de septiembre de 2015

Veinte años no es nada...

Tampoco es que llore tanto, es sólo que he decidido darme un homenaje tras mis primeros veinte años al servicio del María Cegarra. Y yo, que tengo alma de tango, (¿quién lo diría verdad?) me voy a regalar este, de Gardel, como debe ser, con el ruido de fondo de los viejos discos, con las imágenes ajadas, en blanco y negro, para bailarlo cerrando los ojos con los pies acariciando el suelo. Es más, os lo regalo a vosotros también, así, genuino, un poco melancólico, fuera de contexto, clásico de otra manera, para volver mirando a los próximos ¿veinte?.

Yo adivino el parpadeo (si es que es tan temprano que ni veo...)
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno. (¡Ah, ya!, los semáforos de la calle Real)
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor. (Hombre, dolor, dolor, si acaso una punzada)
Y aunque no quise el regreso (¡Qué iba a querer, si estaba de vacaciones!)
siempre se vuelve
al primer amor. (Primer amor, destino definitivo, ¿qué más da?)
La vieja calle (eso no me lo vais a negar)
donde me cobijo (pero si es como mi segunda casa)
tuya es su vida (¿tuya? ¿mía?)
tuyo es su querer. (pero, ¿de quiéeeeen?)
Bajo el burlón
mirar de las estrellas (¡Si es que cada vez entramos más temprano!)
que con indiferencia
hoy me ven volver. (A ellas plim, son unas desagradecidas)

Volver
con la frente marchita (ahí me duele)
las nieves del tiempo
platearon mi sien. (ni con química se puede)
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras (ya se sabe que yo me oriento fatal)
te busca y te nombra. (Sobre todo algunas noches de pesadilla)
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo (que también los hay)
que lloro otra vez. (Llorar, llorar... Lo dejamos en "evocar" según el caso)

Tengo miedo del encuentro (Estoy en pánico)
con el pasado que vuelve (y peor con el futuro)
a enfrentarse con mi vida. (encuentro fantasmal)
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar. (Son peores las que ni eso tienen)
Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar. (Otra cosa puede, pero cobarde, nunca)
Y aunque el olvido
que todo destruye (que ya vamos teniendo añetes)
haya matado mi vieja ilusión, (la patea de cuando en cuando)
guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón. (Eso, fírmalo)

Volver 
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.

En todo caso, hasta ahora no ha sido mal soplo pero ya se levantan nuevos vientos.

3 comentarios:

Blogmaníacos dijo...

¡Me ha encantado la "sobreescritura" de este famoso tango de Gardel, hasta alguna carcajada que otra se me ha escapado!
Y es que hace años que tengo aprendida la letra de esta canción, que tantas veces oí cantar a quien tú sabes y las dos añoramos.
¡Feliz regreso a las aulas, tan afortunadas ellas por tenerte...!

pilar dijo...

De buena mañana ya me has arrancado una sonrisa. Yo soy más del drama por volver sobre todo cuantos más años estoy repitiendo el volve.
Me gusta este tango, que sabe a mango y flor de guayaba que aún recuerdo quien me lo cantaba
( y que no se me olvide nunca)
Buen mes de septiembre y buen tango. Siempre.
Querida M. Amada

Mª Amada Patiño Pérez dijo...

Gracias a una y a otra. Por lo que veo no solo yo tengo alma de tango (¡qué voces, qué recuerdos!). En cuanto podamos, compañeras de mi vida, nos vamos de farra, con las boquitas bien pintadas por los arrabales... Entretanto besicos.