miércoles, 2 de abril de 2014

Y vaya si aplaudimos

Yo al menos todavía lo estoy haciendo. ¡Qué emocionante representación de tragedia! Hacía años (y no es un cálculo a ojo) que no disfrutaba tanto viendo un tragedia en escena y "viéndola ver" a mis alumnos. ¡Qué silencio, qué concentración! ¡Qué CATARSIS!
Gracias, El Aedo Teatro, por hacerlo posible. Probablemente nunca leeréis esto pero no importa, lo importante es que quede dicho. Me gustaron muchas cosas y no sé por dónde empezar.
Los espacios escénicos: un escenario simple pero, por su simplicidad, limpio y facilitando la concentración. Los elementos muy bien seleccionados (claros, sencillos, multifuncionales y muy significativos) y tan bien utilizados... aparecían y desaparecían en los momentos oportunos, se "revestían" para la ocasión, cobraban vida para morir en un efecto magnífico... ¿No visteis caer la cabeza de Clitemnestra?)
El coro junto a los actores (todo era uno) fluía, se enredaba y desenredaba, se entrelazaba, se movía, cantaba (por fin un coro que "corea")... un gran coro pese a ser tan pequeñito (¿quién necesitaba a nadie más?). Hacía mucho tiempo que las palabras del coro no entraban tan bien en el argumento ante mis ojos y mis oídos. Por cierto, preciosa la selección musical y estratégica su aparición y su evolución con el argumento (para mí, momento cumbre el de la nodriza).
Las interpretaciones tuvieron momentos muy buenos, muy seguros, muy convincentes. Pero es aquí donde voy a poner el único mini-reparo: para mi gusto a Clitemnestra le faltó ensañamiento, los dobles sentidos me parecieron un poco difusos (las alfombras rojas de sangre, el beso de la traición, el gozo del crimen...) Si Clitemnestra no es lo suficientemente mala el espectador tiende a culpar a Orestes. Si la vemos todo lo sanguinaria que la muestra Esquilo la cosa cambia bastante y el público acaba por comprender (si no disculpar) el matricidio. Así pasó lo que pasó en el coloquio y
acabamos diciendo que la democracia trae la injusticia (no será para los democráticos atenienses). Luego hablamos de esto.
Y, por último (los griegos siempre dejan lo bueno para el final), el texto. Me gustó mucho la selección de escenas, el resumen de la trilogía, lo fundamental estaba allí y pasábamos sin "transiciones dolorosas" de una tragedia a la otra. Incluso el final abierto estaba bien, dejaba al espectador ante sí mismo. Sí, me gusta, creo que a Esquilo también le hubiese gustado.
APLAUSOS RENDIDOS POR TODO ELLO.

Creo que tampoco era mala idea la de quedarse un ratillo después en un coloquio con el público. Lo malo es que el coloquio puede ir a para a regiones insospechadas (las aladas palabras) y acabaron por decirse cosas que, pese a los aplausos de los asistentes, no conviene dejar sin reflexión. Me pareció entender que dábamos por buena la tesis (¿nacida de Esquilo?) de que la democracia en la justicia tanto trae la idem (esto es, justicia) como su contraria y así nos va. Vamos a ver, ¿preferiríais la justicia emanada de los dioses?¿Hubiera sido mejor que Orestes fuese perdonado o condenado por la mera voluntad de Atenea o Apolo? La tragedia, en todo caso, presenta como rasgo de modernidad y de evolución en la civilización el hecho de que los hombres sean los responsables de la decisión, aun a riesgo de equivocarse. La mejor manera de minimizar ese riesgo era precisamente el tribunal colegiado, la decisión democrática. La democracia tiene sus defectos pero ¿este es uno? La injusticia, como la corrupción, puede sobrevivir en cualquier hábitat; pero siempre es más fecunda cuanto más escondida y sin control crezca. La democracia, bien vivida, ofrece suficientes garantías de justicia para cualquiera, sea cual sea la voluntad de los dioses del momento. 

1 comentario:

Nausícaa dijo...

A mí también me emocionó La Oresteía de El Aedo y me pareció que conmovía también a nuestros alumnos. Muy interesante la reflexión sobre las opiniones del coloquio, que, desafortunadamente, me perdí. Quizá se extiende la costumbre de opinar de todo con poca reflexión, como en las tertulias o en los tuits. De ahí las curiosas conclusiones que a veces se extraen.